Albergue del DIF Guadalajara 008

Aunque podemos suponer que no es gran cosa esta diferencia, tomando en cuenta que los inquilinos aquí para el DIF no constituimos más que, cuando mucho, un cero a la izquierda, desde este escombroso escusado-bodega, hay, además, desde hace mucho tiempo, una gotera de agua hacia el antedicho lugar multiusos para inquilinos, que está en el primer piso o planta baja.

¿De qué tipo de agua se trata? ¿De drenaje o de algún otro tubo? Por supuesto que no lo sé, por la oscuridad que en el DIF predomina.

Estas goteras, debido a los ya muchos meses que llevan, han por supuesto manchado el techo, dejando constancia de su antigüedad; como puede claramente verse en los videos siguientes (y otros más que aquí también publico), grabados en el cuarto-de-escusados-y-otros-muchos-usos para inquilinos:

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En la cocina, al mismo tiempo, no hay cucharas suficientes, puesto que el "director", Jorge López Ramírez no atiende las peticiones de los "promotores" (como aquí se autollaman los encargados), excepto cuando son en busca de ayuda contra alguien honesto (empleado o inquilino).

Por ello, Teresa Aguiñaga Martínez, una de los dos únicos promotores aquí honestos (el otro es Carlos Ortiz Longoria), de siete en total, ha tenido que estar comprando, de su bolsa, cucharas desechables, e incluso platos, que también son muchos menos de 46.

Los platos en el CADIPSI en mayo de 2018, durante la dirección de Rubén Alberto Arroyo Ramos.

Los asquerosos engendros de la extrema corrupción en el albergue CADIPSI del DIF Guadalajara - Foto Los platos en el CADIPSI en marzo 06 de 2020, durante la segunda y otra vez nefasta "dirección" de Jorge Ramón López Ramírez. Desde que este director fantasma nominalmente reapareció en el CADIPSI para únicamente cobrar el sueldo que el DIF Guadalajara le regala cada 15 días, entre TODO lo que NO ha hecho está por supuesto hasta la muy sencilla y elemental compra o consecución de platos.

Los asquerosos engendros de la extrema corrupción en el albergue CADIPSI del DIF Guadalajara - Foto Los platos en el CADIPSI en marzo 06 de 2020, durante la nefasta "dirección" de Jorge Ramón López Ramírez. Desde que este director fantasma nominalmente reapareció en el CADIPSI para únicamente cobrar el sueldo que el DIF Guadalajara le regala cada 15 días, entre TODO lo que NO ha hecho está por supuesto hasta la muy sencilla y elemental consecución —por compra o donación— de platos.

Los platos que en esta foto reciente aparecen, no son otros que lo que queda de los conseguidos en el período de dirección de Rubén Alberto Arroyo Ramos; los mostrados más arriba junto a unos vasos.

Durante cuando menos todo el invierno actual, ha habido agua caliente muy raras veces. El agua ha estado tan fría, que los mismos encargados han dicho a los inquilinos que, para evitar algún problema de salud, se bañen sólo si quieren hacerlo, esto es, si están dispuestos a hacerlo, y muchos de ellos no lo hacen durante días.

Lo cual repercute negativamente, por supuesto, no solo en la convivencia dentro del lugar, sino fuera también del albergue, e incluso laboralmente sin duda.

En el siguiente video, muestro uno de los deplorables dormitorios para 8 personas que hay en este albergue; hay también otro para 20 inquilinos más. La oficina del "director" Jorge Ramón López Ramírez en el CADIPSI, no sólo es ostentosa, sino del tamaño de dos de estos dormitorios para 16 personas en total, esto es, ocupando un espacio del de 16 inquilinos allí, pese a que muy raras veces se logra ver por aquí al "director".

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Mientras tanto, según datos de la misma, igualmente corrupta, Silvia Guadalupe Zuno Magdaleno, cuando me negó la entrada al CADIPSI Las Palmas (tratando de evitar que denunciara la también muy descarada corrupción de allí), hay viviendo en las calles de Guadalajara 2000 personas: "Hay dos mil afuera." Play

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Sin embargo, no hay espacio para tanta gente en los albergues... Ni comida... Sencillamente porque la mayoría de los encargados se están robando más de la mitad de todo, y con todo descaro, según mis propias observaciones, las de dos honestos encargados, Teresa de Jesús Aguiñaga Martínez y Carlos Ortiz Longoria, las de dos policías que aquí trabajaron y las de cientos, o miles, de inquilinos que desgraciadamente aquí han también estado.

Multitud de personas aquí, incluyendo a las antedichas, hemos observado, una y otra y otra y otra vez, hasta el cansancio, por mucho tiempo, los muy evidentes y muy descarados cuantiosos robos de comida cometidos por cinco encargados de este CADIPSI: Frania Gutiérrez Rodríguez, Ricardo Zúñiga Miramontes, Diana Patricia Pérez Cortez, Francisco Javier Díaz Balvier y Ernesto Martínez López.

Cometidos por 5 de los 7 encargados de aquí, entre 5 y 6 días de cada semana.

Mientras todos los inquilinos, como simple consecuencia de ello, nos tenemos que apretar cada día el cinturón comiendo tan solo (aunque parezca mentira) menos de medio plato de comida (con mucha frecuencia frijoles enteros, únicamente), tres tortillas (ni una más) y tres cuartas partes de un vaso de agua; en los turnos de estos cinco encargados.

Son cinco promotores del hambre en tan solo este relativamente pequeño albergue del DIF de Guadalajara. Y lo son, y aquí sí en verdad promotores, de muchos otros serios defectos. Entre ellos:

1) Del robo mismo. Y, así, la deshonestidad también. Siendo, cada uno de esos cinco encargados, día tras día, un claro ejemplo para todos los inquilinos de que en México "el que no tranza no avanza".

2) De la holgazanería, por supuesto, y del vividorismo o parasitismo, que es parte importante de lo que mucha de esta gente desorientada y malacostumbrada necesita rehabilitación. Del apropiarse bienes y dinero fácil deshonestamente, por trabajar lo menos posible.

3) De la sumisión y del conformismo. Donde aprenden que deben quedarse callados a pesar de todas las injusticias, para no perder lo muy poco que tienen.

4) De la desesperanza. Al llegar así a pensar que la corrupción no tiene, nunca, ningún remedio, y que, en México, el único camino para sobrevivir es ser corrupto uno también (cuando menos siguiendo siempre callado por la fuerza ante la corrupción; hasta por limosnas, indignos despojos, condicionados con amenazas), o continuar en la indigencia para siempre.

Estas diarias experiencias de observar y sufrir corrupción impune, y hasta cometida con descaro extremo, contribuyen grandemente a reforzar la idea de que no hay ninguna posibilidad, y de que, por lo tanto, no debe uno abrigar esperanza ninguna, de progresar, más que siendo también deshonesto.

Pero he visto, innumerables veces, gente honesta, o que realmente quisiera serlo suficientemente (lo bastante para sentir que la vida merece la pena vivirse realmente), deprimida ante esta dilemática perspectiva.

Mucha de esta gente, de hecho, está muy deprimida y desesperanzada ante esta perspectiva. Y la drogadiccion, padecida por la vasta mayoría de los indigentes, el alcoholismo y la delincuencia, son en gran parte y en gran medida consecuencias de ello; de ese no encontrar ningún camino viable honesto, digno, o moralmente aceptable.

Con esto, por supuesto, no estoy tratando de justificar ninguno de esos vicios y defectos. Nada de ello es justificable. Pero en gran medida ello se explica por que a ya grandes dificultades se añaden otras también de peso, que las empeoran o las refuerzan.

Piensa, por ejemplo, en el bebé que va el vientre de una mujer en extremo pobre, drogadicta, sin pareja estable (o un hombre abusivo o golpeador), en extremo ignorante, infeliz y frustrada de toda la vida; desde que nació.

Estos son muy pocos del total de los defectos serios, personales y situacionales, que muchas de las personas que van a ser o han sido ya madres o padres tienen. Hay muchísimos otros más, en y en derredor de cada una de esas muchas personas.

¿Qué mundo lo va a recibir, a ese reciente ser humano? Y no estoy refiriéndome tan solo a ese pequeño, aunque vital, mundo familiar, sino a la sociedad en que va a luchar, que por lo general será por el estilo, en limitaciones de todo tipo, del de la madre, o los padres cuando el hombre está también presente.

Mucha gente no es capaz de darse cuenta de que mucha otra gente ha caminado únicamente por caminos muy distintos, en extremo, desde que nació, por haber partido de lugares muy distintos.

Esos caminos son mundos distintos. Son realmente mundos muy aparte. A veces, incluso, contrarios; y que no se comunican, casi nunca, con los que conducen hacia el éxito; sino que solo se ven desde lejos (sin que la distancia física aquí importe mucho); y sin entenderse el uno al otro: los pobres, por ignorancia; los ricos, por defecto de empatía; nacida —también— de ignorancia.

No han llegado en sus vidas al conocimiento de lo que otros sí hemos, por suerte* en gran parte, llegado a conocer. Y no tienen idea de lo que significa, más que por distorsionadas y hasta caricaturescas vistas y oídas en novelas, historietas y canciones de origen vulgar.

* La idea de que la suerte en realidad no existe, y de que todo depende de nuestras acciones, es extremadamente ingenua. Si bien es cierto que un carácter fuerte puede ser capaz de superar extremas dificultades, también es cierto que tal carácter sólo se construye mediante experiencias y modos de asimilación de éstas que otros no han llegado nunca, o muy poco, a tener y a conocer.

Así como a través de en gran medida inútiles y hasta perjudiciales conversaciones con otros individuos tanto o más ignorantes y desorientados que ellos, que no dan casi nunca cuenta real de ese otro mundo ajeno e inconexo con el suyo.

Todos los días, en los últimos meses, al relacionarme con esta gente, o estar cerca de ella, veo una y otra vez que es la extremada ingenuidad, por la ignorancia extrema, lo que rige y determina esa conducta de extremo fracaso.

No tienen educación. Su principal problema es, siempre, la ignorancia. La raíz del problema es la falta o insuficiencia y/o deficiencia, de conocimientos. La falta de amor es también posterior a esta causa raíz, en la cadena de esta problemática. Es también otra consecuencia de la ignorancia.

Fácilmente se piensa y se dice, desde ciertas posiciones de "éxito" (de relativo éxito) que los fracasados son sencillamente tales por debilidad, de carácter. Y esto en muchos casos es en gran medida cierto.

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