Albergue del DIF Guadalajara 007
Tal vez es simplemente que, aquí también, en esta otra parte dentro de este albergue, las cosas cambian indebidamente de lugar, y de dueño.
En otras palabras, para variar, aquí también falta lo que no debe faltar, y hay lo que no debe haber; como suele suceder en cualquier sitio dentro este albergue alrevesado, en muchas cosas y personas.
Comenzando por el hecho de que no hay honestidad ni mucho menos aptitud, y ni siquiera la actitud o tan siquiera voluntad, para lograr o cuando menos subsanar aquella, en la casi totalidad de los empleados de este albergue.
Pero en cambio sí hay, y muy sobradamente, la descarada y la hipócrita rapacería para despojar y para, en los casos de "misericordia", nada más hambrear a los necesitados, "concediendoles" las mermas despreciadas tras los robos cometidos por los mismos empleados del DIF, en este CADIPSI; como en el otro también sin duda, por la misma mafia dirigido.
Las bolsas llenas de alimentos, semiocultas entre la pared multimutilada y la camilla del consultorio, en el CADIPSI Revolución. Marzo 06 de 2020.
¡Vaya! Jorge Ramón López Ramírez sí que tiene, también en este caso, madera de ladrón. O cuando menos, otra vez, idiocráticamente de Mr. Bean. ¿Corrupción o negligencia, en este caso? ¿O ambas cosas a la vez? Es evidente que el "coordinador" de este CADIPSI, Jorge López, es muy versátil. Y además muy "hábil" para reposicionarse en esta mafia de ultradeficientes mentales ultracorruptos, dentro del DIF de Guadalajara. Marzo 06 de 2020.
Otra vista de la pared y de la camilla que sirve al menos, o también, para ocultar, misterbinescamente, bolsas de alimentos, en el maltrecho consultorio médico en el albergue CADIPSI del DIF en Guadalajara. Marzo 06 de 2020.
El polvoriento y sucio desorden sobre estos muebles en el consultorio de los médicos en el CADIPSI, da cuenta clara también de la ineptitud y la currupción que en este albergue prevalece cada vez que a Jorge López otro(a) imbécil de más arriba, jerárquicamente, dentro del DIF de Guadalajara, le regala —o le paga de este modo algún servil favor— las riendas y lo monta y lo remonta, como al ácaro ávido que es, sobre esta cada vez más lánguida gallina de los huevos de oro. Marzo 06 de 2020.
Como puede verse en estas fotos, este cuarto se asemeja a una cabaña de un loco ermitaño, (des)ubicado en las afueras de la civilización, muy lejos de ella; donde nadie, o nadie cuerdo, lo supervisa ni lo dirige para decentarlo, mediante el orden y cabalidad, y sanitizarlo.
Cuando se vive como ermitaño, como ya antes he afirmado y explicado de distintas formas numerosas veces, en anteriores publicaciones, no hace falta haber llegado loco a la cabaña aislada, para actuar con grado insano de abandono, de descuido; en lo moral incluso, degradándose también en este aspecto.
El insano e insalubre en consecuencia, albergue de este emblemático idiócrata, Jorge Ramón López Ramírez, ha sido enteramente, y en todo aspecto, hasta el día de ver la luz estos archivos a suficiencia, lo mismo exactamente que un refugio, "hábilmente" adecuado mediante aislamiento, para prófugos de la justicia propia de la civilización, o para "locos", sociópatas antisociales, devenidos naturalmente además bandidos ya habiendo aquí caído.
Como quiera que cualquiera de estas dos flaquezas sea el inicio, cualquiera de ellas siempre, por naturaleza, desemboca pronto en la otra. Y por lo tanto coexisten en todos los casos.
El CADIPSI no es más que otro de los muchos casos que confirman esto, y que por ello he reportado, hasta ahora insuficientemente.
El único eficaz antídoto contra estos retrógrados e inadmisibles males (corrupción, negligencia y haraganería) es la irrestricta comunicación con el exterior, hasta el máximo grado posible; sin circunscripción a lo que está bien hecho (de otro modo es también un pernicioso engaño); y poniendo en toda mano ajena* la capacidad, sin limitaciones de ninguna especie, para capturar y publicar, con amplitud bastante, tanto cada error como cada acierto.
* Realmente ajena. Sin tratar de hacer pendejos a los demás, y así hacerse aún más pendejos con complicidades.
Dentro del valemadrismo omnipresente en este albergue, las recetas médicas del CADIPSI, o cuando menos del doctor Adolfo Alcaraz Núñez, quien es uno de los dos que dan aquí consulta, son sencillamente trozos de papel tomado del imprimido para otros usos, y manuscritas por el reverso.
Sin nada más que les de algún viso de formalidad, o de seriedad o autenticidad, que un poco legible sello y un gancho o firma por supuesto incotejable.
El reverso de la receta, es el anverso del documento del cual su papel fue trozado. Octubre 07 de 2019.
Esta gente parece encontrarse en feroz competencia entre sí por afianzarse como el más nocivo de los insectos que están actualmente horadando al pueblo de Guadalajara, y a esa minúscula parte honesta y asfixiada dentro del DIF de esta ciudad.
Aunque por supuesto solo están tratando de robar, y seguir robando, lo más posible; y con el trabajo menor posible. Lo cual, no obstante, no debemos seguir permitiendo.
Los barrenderos de la honestidad, como estos del DIF de Guadalajara, no suelen arrasar con todos los honestos, sino que acostumbran dejar algunos (los más aplacados), semi vivos, como ratones a los que el gato que ya los cazó ya les ha deborado las patas, para torturarlos jugando con ellos un rato.
Les permiten continuar, marginados o en algún rincón, amontonados en pequeños grupos de unos cuantos a que consideran inofensivos, porque tan pronto como sienten que han ganado la batalla contra el bien, quieren, como siempre, descansar de nuevo, porque ya no ven como vital, imprescindible, trabajar en ello, que es en lo único en lo que trabajan, pero (como todos los holgazanes) solamente cuando lo juzgan imprescindible.
Van dejando pequeños montones de la "basura" sin recoger, con la prepotente seguridad de que si de allí llegan algunas partes a salirse como cucarachas fumigadas o en rebeldía, serán recogidas y echadas ya al tambo.
Puesto que, muy comúnmente en México, tienen la escoba asida por el palo, lo pueden hacer, cuando hay para ello la bastante oscuridad.
He visto, y hay, dentro del DIF de Guadalajara, gente que trabaja de este modo, en la marginación y bajo la amenaza y el dominio, día tras día, de la mafia de corruptos, holgazanes y rateros que estoy reportando.
En el segundo piso de este albergue, hay un muy deteriorado baño y bodega de acceso exclusivo para los empleados, al que una vez pude asomarme, muy brevemente: había escombros en el piso, y no lo pude fotografiar, si bien, en esos momentos, comenté un poco al respecto con Francisco Javier Díaz Balvier, uno de los promotores de múltiples vicios del DIF en este CADIPSI, el 16 de marzo de 2020, el último día que que se me permitió estar en este albergue, debido a mi honestidad y a la extremada corrupción dentro del DIF en Guadalajara.
De acuerdo con la lógica de la corrupción, en cualquier lugar del mundo, un factor determinante, detonante e impulsor de ella, es la oscuridad, la privacidad, en que las cosas acontecen.
Por esto hemos de suponer, muy razonablemente, que en este baño al que ni siquiera los inquilinos (los ninguneados por la mayoría de los empleados de este albergue) tenemos acceso, donde no existe supervisión sobre los empleados por ninguna persona honesta del DIF, las condiciones deben ser aun peores que en el cuarto-de-escusados-mingitorios-regaderas-lavaderos-y-tendederos —todo a un tiempo— para inquilinos.
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